viernes, 10 de agosto de 2012

Las mujeres y el arte

La Historia oficial ha borrado o desdeñado la aportación de las mujeres, de tal forma que las creadoras carecen de modelos con los que medirse, de una genealogía a la que remitirse: los referentes que les brinda el relato canónico son casi siempre masculinos. Virginia Wolf explicaba así cómo las mujeres han sido los predicados de una historia que ha tenido siempre a los hombres como sujeto. Hablamos con María Carrillo, coordinadora de la Red Itiner de la Comunidad de Madrid, plataforma que organiza la muestra itinerante Ellas. Creadoras de los siglos XX y XXI, un recorrido por la producción artística de mujeres de los siglos XX y XXI. Agustín Pérez, director del MUSAC de León, nos explica con minuciosidad el intento de la ambiciosa exposición Genealogías feministas en el arte español: 1960-2010, que trata de saldar una deuda con la historiografía del arte feminista repasando el papel que han jugado las perspectivas de género y las identidades sexuales en el arte español desde los años sesenta hasta la actualidad.

Genealogías feministas en el arte español 1960-2010, exposición en el MUSAC

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Ellas. Creadoras de los siglos XX y XXI,exposición itinerante de la red Itiner de la Comunidad de Madrid

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La crisis nos afecta más a las mujeres, por Begoña Errazti (DEIA)

La crisis se ceba con las mujeres, por Charo Nogueira / Carmen Morán (EL PAÍS)

Toda la vida trabajando, por Ángeles Caso

(EL PAÍS)

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The Gits - Seaweed

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Olympe de Gouges , el nuevo cómic de Catel Muller y Jose-Louis Bocquet publicado por la editorial Sins Entido sobre la escritora y política francesa Olympe de Gouges, autora en 1791 de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana y una de las figuras claves del feminismo.

“La mujer nace libre y permanece libre al hombre en derechos. La mujer tiene el derecho de subir al cadalso; debe tener también igualmente el de subir a la Tribuna”. Olympe de Gouges, 1791 (Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana)

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Documental El cuerpo de las mujeres

viernes, 25 de mayo de 2012

Hola, mundo cruel

La crueldad se esconde hoy bajo el lenguaje falseado del poder económico y su rémora, el poder político. Términos escogidos a la medida de la sinvergonzonería de los poquitos que manejan el cotarro. La primera acepción de “cruel” de la R.A.E. nos dice lo siguiente: “Que se deleita en hacer sufrir o se complace en los padecimientos ajenos”. Se ha empleado certeramente para explicar la crisis financiera global la metáfora del casino, en el que, ya se sabe, siempre gana la banca. Se tienen que estar riendo un Rato, aquí ya llevan cuatro años de risas y le están cogiendo el gusto. La broma macabra es que se nos presente este Mr. Marshall con su proyecto Eurovegas bajo el brazo vendiéndonoslo como el próximo Tónico Revitalizante Simpson e Hijo. En nuestro último programa hablamos de diversas obras de distinta naturaleza, que nos acercan al tristemente contemporáneo fenómeno de la crueldad.

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Extracto de Daños colaterales, de Zygmunt Bauman:

He aquí una idea espeluznante: ¿no ayudó el Katrina a la mórbida industria de eliminación de desechos humanos en su desesperado intento por lidiar con las consecuencias sociales que acarrea la producción globalizada de “población redundante” en un planeta superpoblado? ¿No fue esa ayuda una de las razones por las que no se sintió con fuerza la necesidad de despachar tropas hacia la zona afectada, hasta que se quebró el orden social y se avizoró la perspectiva de que se produjeran disturbios sociales? ¿Cuál de los “sistemas de alerta temprana” señaló la necesidad de desplegar la Guardia Nacional? La idea es por cierto degradante y terrorífica; uno la desecharía con gusto por injustificada o descabellada si la secuencia de acontecimientos la hubiera vuelto menos creíble de lo que era. Las bajas se tildan de “colaterales” en la medida en que se descartan porque su escasa importancia no justifica los costos que implicaría su protección, o bien de “inesperadas” porque los planificadores no las consideraron dignas de inclusión entre los objetivos del reconocimiento preliminar. En consecuencia, los pobres, cada vez más criminalizados, son candidatos “naturales” al daño colateral, marcados de forma permanente, tal como indica la tendencia, con el doble estigma de la irrelevancia y la falta de mérito.

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La crueldad, de Luis García Montero:

No es el cuchillo que por fin nos mata,
sino la espera fría de su hoja en la piel,
el tiempo sucio y duro,
los plazos del temor, porque la muerte
suele afilar sus armas
en el miedo cortante de la víctima.

No es el tener que irme,
ni es el amor vivido en dos ciudades,
sino la cuenta atrás de los últimos días,
la mala noche que pasea
su cuchillo de dudas en el pecho,
y después la mañana rencorosa,
el desilusionado rencor de los kilómetros
que me van separando una vez más,
por la M-30,
como la uña de la carne.

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Cruel world, primer single de Born Villian, el regreso de Marilyn Manson, a quien podremos ver en directo en España el día 21 de Julio en el festival Costa de Fuego (en Benicàssim)

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José Ovejero es el Premio Anagrama de Ensayo por La ética de la crueldad, nos enseña que hay una crueldad que "no satisface el morbo del espectador ni corteja sus valores, sino que lo confronta con sus hipocresías, sus miserias, sus mezquindades".

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Tráiler oficial de Los Juegos del Hambre. La obra de Suzanne Collins y su adaptación al cine por Gary Gross está causando sensación. El cruel planteamiento de la película parte de un evento anual televisado por el gobierno, que selecciona al azar un niño y una niña de entre 12 y 18 años de cada uno de los doce distritos de los alrededores del Capitolio para hacerlos competir en una batalla televisada, y en la que sólo uno podrá sobrevivir. ¿Película o novela? Lea el artículo Los Juegos del Hambre (novela frente a película), por Mariano Velasco

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Artículo sobre Marcel Dzama en RTVE. El próximo 1 de junio Metrópolis se encargará de la figura del artista canadiense, quien ha declarado en más de una ocasión que estar continuamente escuchando noticias sobre guerras, violencia y muerte ha acabado por influir en su obra. Su muestra Con razón o sin ella se podrá visitar en el CAC de Málaga hasta el próximo 17 de junio

En nuestro podcast más cruel entrevistamos a José Ovejero, Mariano Velasco y Fernando Francés, director y comisario del CAC de Málaga.







lunes, 21 de mayo de 2012

Elogio de José Luis Gutiérrez

Teníamos acordado vernos hoy mismo cuando un amigo de El Mundo me transmitía la noticia: "Ha muerto José Luis Gutiérrez". Pensé en la frase de Gabo cuando le informaron del fallecimiento de Julio Cortázar: “No te creas todo lo que aparece en los periódicos”. Era, como el autor de Rayuela, altísimo y corpulento, tierno, acogedor y bienhumorado. Apasionado, brillante, batallador, indoblegable, entusiasta, divertido. Enamorado del cine. De Frank Sinatra, del que decía que, como Plácido Domingo, era el único “capaz de cantar como hablaba”. Y del jazz. Jazz Age fue el nombre que escogió, en referencia al libro de cuentos de Scott Fitzgerald, para la columna semanal de El Mundo. Esta sustituía -a su pesar-, a la celebrada Erasmo. Sus columnas fueron, cito el título de un libro reciente, letales como un solo de Charlie Parker. En ellas hacía gala de un estilo único y original, en el que iba tejiendo sus tesis con las más dispares referencias. En la última columna que nos lega, por ejemplo, titulada Elucidario de la indignación, y que trata sobre las luces y sombras de algunos de los autoproclamados portavoces de los indignados, cita entre otros a Stéphan Hessel, Marx o Bruce Springsteen. También a su admiradísimo Enrique Tierno Galván, el viejo profesor, del que recordaba su frase “No se puede ser de izquierdas y millonario al mismo tiempo”, que ya citara no hace mucho en un artículo clarificador sobre lo perdido que anda el auténtico pensamiento progresista en nuestro país. Me mencionó la idea de un libro sobre la refundación del socialismo español como otro de sus proyectos en los que quería embarcarse. Acababa de editar el libro Cambio 16, la historia de la mítica revista de la Transición de la que fue Jefe de Sección, Redactor-Jefe y Subdirector.

Rebosaba de ideas, de ilusión, de espíritu crítico. José Luis desenmarañaba el nudo entre la compleja realidad y la interesada actualidad bajo el tamiz de “pequeñas piezas maestras de voces múltiples y textualidad cruzada”, tal y como define sus columnas el filósofo Eugenio Trías en el prólogo del libro de Gutiérrez Erasmo. Censores, inquisidores y maledicentes. El ejemplo del humanista holandés autor del Elogio de la locura, perseguido defensor como él de la libertad de pensamiento y de una idea de Europa Unida, fue lo que impulsó al ex director de Diario 16 a emplear su nombre como pseudónimo.

Afrontaba con su natural fuerza lo que consideraba una de sus tareas pendientes: conseguir derogar la Ley de Prensa de Franco aun vigente, la que tantos quebraderos de cabeza le dio con el caso Hassan II, una información cierta que ni siquiera publicó él y por la que le condenaron, uno por uno, todos los tribunales españoles hasta que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos le dio la razón en 2010 y anuló todas las sentencias condenatorias. En el último número de Leer dedicaba su Carta del Editor, titulada Saqueadores de la libertad de Prensa, a defender enérgicamente, como no sabía hacer de otro modo, la libertad de Prensa cuyo Día Mundial se celebró recientemente. Recordaba a los informadores asesinados este año y decía que “la censura, la mordaza y la persecución e la Prensa libre no son más que variantes de los procedimientos para asesinar informadores”. Por muy exagerado que sonara aquello que decía de que él era el único periodista independiente de España, si alguien que podía presumir de independencia, ese era él. Su muerte deja al periodismo huérfano, porque si de algo necesita la profesión en estos momentos difíciles es de, por encima de todo, buenos periodistas. Al eslogan escogido por la APM y la FAPE para protestar por los males de la profesión -“Sin periodistas no hay democracia”-, él, tras calificarlo de “espurio, sindicalista”, proponía: «Sin libertad de prensa, real y efectiva, ni hay democracia ni hay periodismo».

Siempre recordaré la bronca que me echó cuando a principios de este año cuando, ante el goteo continuo de cierres de medios de comunicación, le confesé mi desánimo y reaccionó con una vehemencia tremenda, recordándome las dificultades que él se encontró de joven, la muerte de su padre cuando tenía 15 años o su pasado de obrero metalúrgico en Altos Hornos en el País Vasco y en Cataluña. “¡Forza!”, animaba con su voz bronca que, como ha escrito el periodista Luis del Val, “no parecía la más adecuada para los susurros de las cancillerías y antesalas del poder”. Esto respondía en un encuentro digital de Elmundo.es cuando le preguntaron qué le recomendaría a un joven periodista para que no tirase la toalla: "que, si la tira, la vuelva a recoger. El periodismo es una profesion bellísima, que te permite vivir intensamente, por ahi anda la frase de uno de los gurus americanos, según lacual, el periodismo le permite al periodista vocacional y entusiasmado con su tarea no abandonar nunca la adolescencia, con todo lo que implica la palabreja. Pero, sin duda, es una pulsión rejuvenecedora, que , bien encauzda, libera en el individuo los impulsos más nobles y desinteresados del ser humnano, el sentido de la justicia, las ansias de aprender, la idea solidaria de defender a los más debiles y sin voz, etcétera".

Fue precisamente el responsable de esa sección de encuentros, Custodio Pastor, quien me llevó hasta él en diciembre de 2010, algo por lo que siempre le estaré agradecido. He tenido la inmensa fortuna de conocerle y de aprender de él. En el artículo de portada del último número de Leer sobre los 100 años de Campos de Castilla, Javier Huerta Calvo citaba a Antonio Machado, que sobre sí mismo algo que vale para Guti: “y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”. Era un verso de Retrato, poema que finalizaba diciendo: “Y cuando llegue el día del último viaje,/ y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,/ me encontraréis a bordo ligero de equipaje,/ casi desnudo, como los hijos de la mar”. Así partió José Luís Gutiérrez, con la independencia sin concesiones, la defensa acérrima de la libertad, la bonhomía y un extraordinario talento periodístico como los únicos vientos que eran capaces de moverle en su incansable búsqueda de la verdad, aguantando siempre el palo de su vela de manera admirable.

En el homenaje que le brindaron el año pasado destacadas personalidades y amigos del Derecho, la Política y la Cultura el Ateneo por su victoria en Estrasburgo, volvía a hacer suya esta frase de El viejo y el mar, de Ernest Hemingway: “El hombre puede ser destruido, pero no vencido”. Siempre te tendré por ejemplo de lo que es ser un periodista.

Gracias por llamarme amigo y buen viaje, maestro.

alberto sánchez medina

lunes, 6 de febrero de 2012

Quiero ser algo más que eso... Melancolía


Ante la preocupante deriva de los acontecimientos económicos, amplificados muchas veces por unos medios demasiado preocupados por juegos matemáticos desligados por completo de la realidad, tendemos a caer presas de un pesimismo que puede distorsionar nuestro sentido crítico y hacernos caer en una actitud melancólica. No podemos permitirnos el adocenamiento en un momento histórico crucial, en el que tantas cosas hay en juego. No podemos limitarnos a decir que no hay salida posible, que todo va a ir a peor y que poco podemos hacer por revertir la situación. Esta actitud apoltronadora es la que critica con ironía corrosiva el profesor de Literatura Española Jordi Gracia en El Intelectual melancólico (Anagrama). El último grito de de 2011, el año que vio resucitar el panfleto como género, nos lo deja este pequeño libro que no busca encauzar la indignación como los de Héssel o Sampedro, si no alertarnos del daño de que son capaces quienes desde lo alto de su cátedra de marfil o desde la estrechez de miras de su columna periodística se dedican a rechazar de plano toda novedad en nombre de una rancia nostalgia hacia un mundo ya pasado, un mundo en el que su predicamento gozaba de un prestigio que hoy ha dejado de existir.

Jordi coloca una señal de ceda el paso para que los viejos carrozas del pensamiento se den cuenta de que la autopista no es suya, de que cuanto más se empecinen en su actitud más va a costar salir del atasco, del que por supuesto, no tienen nada que ver. En las últimas páginas del panfleto, Gracia cita al escritor italiano Eduardo Magris, cuyas palabras entroncan con el ideario que su compatriota Gianni Vattimo expresa en Ecce Commu: “El mito de la Revolución y el Gran proyecto puede aumentar la fuerza de aquellos ideales, precisamente porque los libera de la idolatría mítica y totalizante que los ha vuelto rígidos; (…) el mundo no puede ser redimido de una vez para siempre y cada generación tiene que empujar, como Sísifo, su propia piedra, para evitar que ésta se le eche encima, aplastándole. La conciencia de estas cosas supone la entrada de la humanidad en la madurez espiritual, en esa mayoría de edad de la Razón que Kant había vislumbrado en la Ilustración”.

Es pues, un sano ejercicio leer El intelectual melancólico, en un momento con tantas razones para dejarse querer por los irresistibles cantos de sirena de la melancolía, de la que debemos servirnos como una fuerza espoleadora que nos ayude a mejorar el mundo, en lugar de una fútil añoranza de un mundo que no por ser pasado fue mejor.

alberto sánchez medina







lunes, 30 de enero de 2012

Arte antídoto del miedo


Una de las obras que más atrajo mi atención cuando visité De la revuelta a la modernidad, el nuevo espacio de la colección permanente del Reina Sofía, fue el lienzo Mensaje en Di Tella, del artista argentino Roberto Jacoby. La obra expuesta por primera vez en Buenos Aires, en la muestra EXPERIENCIAS 68 del Instituto DiTella de mayo de 1968. En el lienzo negro puede leerse el siguiente texto:

“Este mensaje está dirigido al reducido grupo de creadores, simuladores, críticos y promotores, es decir, a los que están comprometidos por su talento, su inteligencia, su interés económico o de prestigio o su estupidez a lo que llaman 'arte de vanguardia'.

A los que metódicamente buscan darse en DiTella 'el baño de cultura', al público en general. Vanguardia es el movimiento de pensamiento que niega permanentemente al arte y afirma permanentemente la historia. En este recorrido de afirmación y negación simultánea, el arte y la vida se han ido confundiendo hasta hacerse inseparables. Todos los fenómenos de la vida social se han convertido en materia estética: la moda, la industria y la tecnología, los medios de comunicación de masas, etc.

'Se acabó la contemplación estética porque la estética se disuelve en la vida social'.

Se acabó también la obra de arte porque la vida y el planeta mismo empiezan a serlo. Por eso se esparce por todas partes una lucha necesaria, sangrienta y hermosa por la creación del mundo nuevo. Y la vanguardia no puede dejar de afirmar la historia, de afirmar la justa, heroica violencia de esta lucha. El futuro del arte se liga no a la creación de obras, sino a la definición de nuevos conceptos de vida; y el artista se convierte en el propagandista de esos conceptos. El 'arte' no tiene ninguna importancia: es la vida lo que cuenta. Es la historia de estos años que vienen. Es la creación de la obra de arte colectiva más gigantesca de la historia: la conquista de la tierra, de la libertad por el hombre."

La vigencia de estas palabras es aun más poderosa si cabe en nuestros días. Redefinir nuestra manera de vivir será la gran empresa del siglo XXI. Es la vida, la mayor de las obras de arte, la que hoy vive amenazada bajo el yugo económico de un capitalismo pirómano que ha prendido fuego a las conquistas sociales y que, disfrazado de bombero, se siente todavía autorizado para decirnos con sus fórmulas amedrantadoras que solo con más gasolina apagaremos el fuego. Como dice Vivianne Loría, la redactora jefe de la revista Lápiz a la que entrevistamos en esta edición de Continum, el arte reivindicativo es solo una de las muchas facetas del arte del siglo XXI. No debemos olvidar el lema del edificio de la Secesión en Viena: "A cada época su arte, a cada arte su libertad". No obstante, los continuos recortes a la libertad que estamos sufriendo en todos los planos de la vida exigen más que nunca de un arte que pida a gritos libertad, un pulso nuevo, nuestro, que golpee las tinieblas de todo lo inhumano-contemporáneo, un arte antídoto del miedo que luche contra el espectro de la barbarie. Recoger el eco de Morente gritando frente al Guernika.

Escucha el podcast con una extensa entrevista a Vivianne Loría, la redactora jefe de la revista Lápiz, cuando se cumplen 30 años de la publicación en lengua española más influyente del panorama internacional del arte contemporáneo; y las declaraciones de Manuel Borja-Villel, director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, nos habla de los nuevos tesoros de De la revuelta a la posmodernidad, el recién inaugurado espacio expositivo dedicado al periodo de los 60 a los 80 en donde tienen lugar los cambios políticos, sociales, culturales y tecnológicos que configuran el escenario global contemporáneo. También escucharemos Soleá, canción de Enrique Morente de la banda sonora de El Barbero de Picasso, la cinta de Ruiz Barrachina nominada al Goya a la mejor Película Documental.

alberto sánchez medina







lunes, 23 de enero de 2012

I’m not me anymore



“Al cabo de 3 libros me queda más por decir que antes de empezar a escribir el primero. Se produce un doble fenómeno, como si la escritura ordenara la memoria y la despertara a la vez. Sobre todo en alguien como yo, que había organizado un periodo voluntario largo de silencio y olvido para poder vivir. La escritura despierta y ordena la memoria, cuanto más escribo más me queda por decir. Se forman asociaciones, interconexiones, referencias que se nutren de la propia experiencia y de lo que sucede después. No diré que nos encontramos ante lo indecible, lo inefable. Creo que se puede decir todo pero que nunca acabaremos de decirlo”. Estas palabras de Jorge Semprún hablan muy bien de la importancia de la memoria. Somos lo que recordamos, tanto los buenos recuerdos como los malos nos hacen ser lo que somos. Fue en junio del año pasado cuando moría la que es una de las grandes memorias españolas del siglo XX. 2011 fue también el año Internacional de la investigación en Alzheimer. A esta enfermedad, que sufren unas 600.000 personas en España y que afecta a más de 3,5 millones de personas, dedicamos el último Continum. Porque, como decía Semprún, se puede decir todo, y aunque nunca acabemos de decirlo, en lo que al Alzheimer se refiere, aún queda mucho, muchísimo por decir.

Unas 600.000 personas sufren de Alzheimer, una enfermedad que afecta a más de 3,5 millones en España. En el programa podremos escuchar a Arsenio Hueros, director de la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (Ceafa). La Ceafa patrocinará La Memoria es el Camino, la aventura del periodista navarro Guillermo Nagore, que en marzo emprenderá un viaje que le llevará a atravesar a pie el sur de Europa desde el faro de Finisterre hasta Jerusalén. Guillermo contará su periplo en un blog desde el que nos sensibilizará sobre la enfermedad con las historias que se vayan cruzando en su camino. Mª Ángeles Pérez, directora gerente de Fundación CIEN (Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas) nos pone al día de los últimos avances médicos y Halldóra Arnardóttir nos cuenta su experiencia al frente de Arte y Cultura como Terapia, una innovadora inciciativa de tratamiento no farmacológico contra el Alzheimer.

Lo que sigue es la traducción que hice de una impactante carta que me econtré buscando una canción apropiada para el programa. La publicó el músico Jerry Lansdowne -compositor que escribió canciones para Johny Cash, entre otros- en su MySpace:

«Como los amigos me han visto luchar para completar mi canción más reciente, titulada I'm not me anymore ("Ya nunca más seré yo mismo") varios de ellos me han expresado su preocupación. Se preguntaban qué es lo que me había llevado a escribir una canción sobre la enfermedad de Alzheimer. ¿Cuál era el objetivo? ¿Quién la escucharía? ¿A quién le iba a importar? Ellos también empezaron a preguntar si tal vez me estuviera descentrando demasiado. Me empezaron a preguntar si estaba bien.

Bueno, lo primero de todo, si eres alguien que realmente me conoce, sabes que siempre he sido un poco descentrado, al menos en lo que se refiere a lo que el mundo entiende por centro. Siempre he sido considerado como un bicho raro, un poco fuera de onda, terriblemente honesto, demasiado introspectivo, demasiado sensible, y muy pero que muy vehemente (aunque yo prefiero la palabra apasionado).

De todos modos, no hay por qué preocuparse sobre mi salud. Estoy bien, sano, feliz (la mayoría de las veces) y todavía sigo siendo el extraño que siempre he sido.
Y en cuanto a la razón por la que escribí I’m not me anymore, la respuesta es sencilla: Tenía que hacerlo. Como algunos de vosotros sabéis, mi madre falleció de Alzheimer días después de las Navidades de 2005. Un día, unos seis meses antes de su muerte, me encontraba a los pies de su cama cuando como por arte de magia se enderezó apoyándose en un codo y extendió su mano hacia mí. Mi madre apenas se había podido mover en un año, así que cuando llegó hasta a mí y empezó a hablar, me quedé estupefacto. Por un breve instante, pareció como si cada célula de su cuerpo se hubiera recuperado milagrosamente. Ella apretó mi mano, se me quedó mirando con los más cálidos, los más tranquilizadoramente profundos ojos azules, y me dijo: "I’m not me anymore".

Me quedé sin habla…

Aquella tarde mientras conduje sesenta millas de vuelta a casa. No podía pensar en otra cosa que no fueran las palabras que había pronunciado, "I’m not me anymore". Sabía, que algún día, me valdría de estas palabras en una canción.

Bueno, aquí estamos casi un tercio cumplido de 2009, y al menos estoy viendo terminada las letras de “Ya no soy yo nunca más”. Completar esta canción ha sido lucha larga, desafiante y llena de lágrimas, intensificada aun más por la posibilidad de que un día yo pudiera enfrentarme al mismo destino de mi madre.

Para aquellos que tienen seres queridos que están sufriendo de demencia o de enfermedad de Alzheimer, les hago llegar mis más cálidos pensamientos y plegarias. Desafortunadamente, mi canción no cura nada, no promete nada, y no ofrece un final feliz. Mi esperanza más profunda es que con esta canción, los oyentes se llenen de un poco más de comprensión y compasión por los millones de almas queridas a las que condena cada año el Alzheimer».

alberto sánchez medina







lunes, 2 de enero de 2012

Gianni Vattimo y la posmodernidad


Gianni Vattimo plantea la cuestión de la vida o muerte de la modernidad en su ensayo Posmodernidad, ¿una sociedad transparente?, y lo hace partiendo de la base de que la modernidad, entendida como la época en que el hecho de ser moderno era un valor determinante, ha muerto. La primera consecuencia de esta muerte de la modernidad, que conlleva la de los conceptos de progreso y superación, de algún modo, es que el viejo ideal que tanto han defendido pensadores del siglo XIX y del XX, el de la emancipación del ser humano, aquella promesa de libertad, debe ser dado por imposible.

Vattimo considera que la historia es precisamente ese proceso progresivo de emancipación, un proceso que busca la realización y perfeccionamiento del hombre ideal, pero parte de una premisa para él innegociable: para concebir la historia como una realización progresiva de la humanidad hay que poder contemplarla como un suceso unitario. La modernidad concluye cuando “deja de ser posible hablar de la historia como algo unitario”, añade, cuando al fin la cultura occidental se da cuenta de que hay otras historias ahí fuera, y de que no es el suyo el único modelo de racionalidad posible, ni la suya la única idea de humanidad viable.

Así pues, ya no es posible contemplar la historia como algo unitario, debido sobre todo a la irrupción de lo que conocemos como “sociedad de la comunicación”, que ha obligado a desechar la vieja idea eurocentrista de que la civilización es aquello que Occidente amablemente ha llevado a los considerados pueblos subdesarrollados y por lo tanto necesitados de ayuda. Y a ese cambio de perspectiva no han ayudado solamente la llegada del fin de los colonialismos y el imperialismo, sino también el hecho de que ahora baste apretar un botón para viajar a la otra punta del planeta en tiempo real, las noticias se sucedan casi al segundo y no haya tiempo para formar una opinión dominante desde la que la historia solía escribirse siempre.

Para Vattimo, sólo desde el momento en que las minorías han sido capaces de tomar la palabra hemos podido darnos cuenta de que ni estamos solos, ni tenemos siempre la razón. Ya Walter Benjamín, en un breve escrito del año 1938, Tesis sobre la filosofía de la historia, sostenía que la historia, “concebida como un decurso unitario, es una representación del pasado construída por los grupos y las clases dominantes”. Y esa concepción, como sotiene Gianni Vattimo, está felizmente superada. Para él, hemos entrado en la posmodernidad, una especie de Babel informativa en la que los llamados medios han adquirido un carácter fundamental. La posmodernidad marca la superacion de la modernidad dirigida por las concepciones unívocas de los modelos cerrados, de las grandes verdades, de la historia como huella unitaria; la posmodernidad abre el camino a la tolerancia, a la diversidad.

Para el filósofo italiano el pensamiento no es ningún instrumento con el que se pueda transformar la realidad, y por lo tanto debe ser utilizado para vivir esa realidad en sí misma, otorgando a cada momento la importancia que tiene, que es toda. Esa defensa de lo que se vive en cada instante, sin tratar de modificar lo que está por venir, implica una conformidad con el presente, un no querer escapar para buscar esa auténtica realidad de la que se nos hablaba en siglos precedentes y que nos ha aguardado siempre en un mañana idealizado, justo y solidario que está por construir.

jorge traver

Escucha el podcast con la entrevista a Gianni Vattimo